El
1 de abril se cumplen setenta y siete años del final de una cruenta guerra
incivil. Una guerra, acontecimiento fundamental en el siglo XX español,
provocada por el golpe de Estado de una parte del Ejército. Fue, y
sigue siendo, tal la magnitud de ese suceso que, hoy día, casi ocho décadas
después, aún seguimos sufriendo las consecuencias. Entre otras cosas, siguen
impregnando la sociedad unos valores, preceptos, creencias y prácticas sociológicas
herederas del fascismo de los primeros años de la dictadura y del
nacional-catolicismo franquista.
A
lo largo de la historia, tras las contiendas bélicas, lo normal ha sido que
cada bando o familia recoge a sus muertos y los despide como cree oportuno. En
la España del 39 (y en la posterior), victorioso el fascismo (nuestro país tiene el "honor" de ser el
único país donde no se ha derrotado), no se permitió tal cosa. Tan sólo se
llevó a cabo una política de restauración de la memoria de los “caídos por Dios
y por España” a través de la Causa General y la construcción del Valle de los
Caídos, hiper-monumento al fascismo realizado con mano de obra esclava. A otros,
hombres y mujeres defensores de la democracia y de la igualdad social, se les
despreció de tal forma que, incluso a día de hoy, hay quien se molesta porque
algunos grupos familiares y colectivos intentan recuperar sus restos. La
doctrina del shock, puesta en práctica durante la Transición con el 23-F, con
un temor constante a una nueva guerra, ha sido el pilar sobre el que ha estado
apoyada la negación de la dignidad de los asesinados por los enemigos de la
democracia.
Con
el objeto de dar dignidad, visibilidad y, en última instancia, recuperar los
restos de nuestros familiares, el pasado verano nació en nuestro pueblo, la
Asociación por la Memoria Histórica de Arcos de la Frontera. Entendemos que en un pueblo como
Arcos, donde la represión física se llevó a casi un centenar de hombres que no
estaban en el frente, sino en sus casas; y donde se llevaron a cabo acciones
indecorosas típicas del fascismo italiano (corte del cabello e ingesta de
aceite de ricino) contra, como mínimo, cinco mujeres; es muy necesario destapar
esta historia por justicia histórica, pero sobre todo y ante todo, para que las
víctimas del fascismo, sus hijos que presenciaron tal horror, descansen en paz.
Salud
y memoria.
Antonio Ortega Castillo, 30/03/2016
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