jueves, 16 de noviembre de 2023

CON LA RAMA DE OLIVA EN LA MANO Y EN LA BOCA LA CONVICCIÓN

 En 1935, Paco Vázquez comentaba que estaba en la política municipal "con la rama de oliva en la mano", un símbolo de paz, y "en la boca la convicción", no teniendo más arma que la palabra. En agosto de 1936 sería el primer asesinado del golpe de Estado en Arcos, según los datos del registro civil. 

Con los mismos instrumentos, "la rama de oliva" y "la convicción", esta asociación hace un llamamiento a la asistencia a la inauguración del monumento a la memoria histórica y democrática, obra de Francisco José Medina Pérez. 

Un monumento a los arcenses, a su historia y a su memoria, que por primera vez después de muchas décadas, sitúa en un lugar público visible este símbolo al recuerdo. También perpetua los nombres de muchos de los que sufrieron los horrores acaecidos en la ciudad a partir del verano de 1936. 





El acto contará con la asistencia del alcalde de la ciudad, Miguel Rodríguez, y el concejal de Cultura, Andrés Camarena, que lo abrirán. 

A continuación habrá intervenciones de familiares de represaliados y un manifiesto de la Asociación por la Memoria Histórica de Arcos de la Frontera.

Se estrenará el monólogo "El silencio del miedo" de Salvador Pérez Salas, que será interpretado por Noemí Cerredo. 

Para cerrar se dará paso a la interpretación de la letra y música de "Frasquito el de la posada", de los hermanos Ruiz Álvarez y Botejara. 










martes, 7 de noviembre de 2023

INAUGURACIÓN DEL MONUMENTO A LA MEMORIA HISTÓRICA Y DEMOCRÁTICA


Tras 87 años, por fin los represaliados van a tener un monumento público que honre su memoria. La memoria de un centenar de arcenses que fueron sacados de sus casas y hechos desaparecer por defender la igualdad y la libertad. Públicamente, el Ayuntamiento de Arcos y esta asociación, les tributan el espacio tantas veces negado: un lugar en el que no nos avergoncemos de ellos y donde se compendie y sea visible su historia para toda la ciudadanía.

El próximo sábado 18 de noviembre tendrá lugar la inauguración del monumento a la memoria histórica y democrática, obra de Francisco José Medina Pérez. 

El acto será a las 12:00 horas.

¡Quedáis invitados!


sábado, 22 de agosto de 2020

REIVINDICACIÓN OBRERA Y DOS SEMBLANZAS

Primavera de 1936. Arcos de la frontera. Una mujer joven enarbola la enseña roja y negra que representa a la CNT. Es Ana Gutiérrez, hermana menor de los jornaleros anarconsindicalistas Antonio y José Gutiérrez, que abandera la manifestación pacífica del 1 de mayo de 1936. La “gira” acaba en los Cabezuelos con un gran mitin el que toman la palabra representantes de distintas agrupaciones obreras. A diferencia de las elecciones generales de 1933, dos meses y poco antes el sindicalismo se había movilizado para votar, y en Arcos, al igual que en el conjunto del país, el Frente Popular ganaba las elecciones. El movimiento obrero volvía a reactivarse después de una etapa de represión tras los ciclos huelguísticos y revolucionarios de los primeros años de la República. Representaba un buen momento para la implantación con celeridad de las grandes reformas que no se habían podido acabar –unas pocas ni siquiera implantar- durante el primer bienio del nuevo régimen. Algunas, como la reinstauración de la Policía Rural para hacer cumplir las bases laborales o los preparativos para los asentamientos de la reforma agraria, se estaban llevando a cabo desde la llegada del nuevo gobierno local de Alfonso Arroyal.

Aunque con más colectivos de carácter proletario que nunca en su historia, la clase obrera de Arcos se encontraba probablemente más unida que en ningún otro periodo y con un enorme bagaje de luchas reivindicativas –y no obligatoriamente violentas- desde el último tercio del siglo XIX. Una muestra de este entendimiento obrero fue el manifiesto que nace de la asamblea de distintas agrupaciones en la manifestación del 1 de mayo de 1936. Constaba de diez asuntos que resumían el presente histórico en el que vivían las clases populares locales y la propia lectura del momento que se realizaba desde los sindicatos obreros.
El primero de ellos era de carácter político y en perspectiva global: “Contra la guerra y el fascismo”. Le seguía el tratamiento a los Derechos Humanos con la petición de la abolición de la pena de muerte. El problema social y económico ocupaba otros tres puntos: solución al paro forzoso, la entrega de tierras a sindicatos campesinos o el control por parte del Gobierno de las ventas ganaderas, útiles de labranza y fomento de las riquezas nacionales. La necesidad del derecho a la vivienda y a la educación se hacía patente con dos peticiones: una “reforma de la Ley de Inquilinatos en el aspecto de desahucios por deudas debidas a causas de crisis de trabajo” y el “acceso de las juventudes obreras a Universidades”. Por último, otras tres relacionadas con la paz social, tan alterada en los años republicanos debido a la lucha social: “desarme de los institutos armados que no fueran afectos al régimen”, “indulto para todos los presos comunes” y “abolición de ley de Vagos y Maleantes y de todas las demás leyes antisociales”.
Dos hombres obreros firmaban el manifiesto. Francisco del Valle Nuño y Manuel Temblador López. El primero era camionero y el segundo jornalero del campo. Del Valle Nuño pertenecía al sindicato de chóferes y a la Agrupación Socialista de Arcos mientras Temblador militaba en el sindicato más potente que jamás ha existido en la ciudad: la “Fraternidad Obrera”, adscrita a la CNT-AIT. Frasquito del Valle fue asesinado tres meses más tarde en Sevilla y a día de hoy su hija Isabel tiene la esperanza de poder encontrarlo. Gracias al empuje que durante décadas lleva practicando el movimiento memorialista sevillano, desde el pasado mes de enero se está llevando a cabo con dinero público la intervención de la fosa de Pico Reja del cementerio de Sevilla, donde presumiblemente pueden encontrarse sus restos, junto con otro millar de asesinados y desaparecidos.
Por su parte, Manuel Temblador fue un "topo" durante meses. Estuvo escondido en Arcos hasta el mes de septiembre de 1936 cuando pudo huir a la zona donde el golpe de Estado fascista no triunfó. Vivió e hizo la guerra. No solo la española sino también la mundial. Después de una azarosa vida en el exilio llegó a Arcos en julio de 1976. Habían pasado cuarenta años. Poco más tarde, en 1980, publicaba sus memorias, “Recuerdos de un libertario andaluz”, tan indispensables para conocer la historia de los jornaleros de Arcos, sus derrotas, sus victorias, sus desengaños, sus errores y sus aciertos. El joven secretario cenetista que saliera huyendo de la represión fascista para seguir combatiéndolo, acabó su vida en un pueblo francés-Izeaux- en 1994. Concluía así la vivencia de una persona que nació pobre y en la miseria, pero que entregó su existencia a la lucha por mejorar las condiciones de vida de los demás y a un ideal: el de la libertad y la justicia social.
ANTONIO ORTEGA CASTILLO.
Con gorro y la mano derecha en la chaqueta, Manuel Temblador durante la guerra (1937) en Barcelona. Fuente: TEMBLADOR LOPEZ, M: "Recuerdos de un libertario andaluz", Edición Ortega Castillo y Oñate Méndez, Fundación Anselmo Lorenzo, Madrid, 2019.
En un cartel de valla que limita los trabajos de exhumación en la fosa Pico Reja, Francisco del Valle Nuño.



miércoles, 9 de octubre de 2019

REEDICIÓN DE LAS MEMORIAS DE MANUEL TEMBLADOR
                        
El viernes 11 de octubre se presenta en el Edificio Emprendedores de Arcos de la Frontera (frente al C.P. San Miguel) una nueva edición de las memorias del arcense Manuel Temblador.

Como se dice en su cubierta, la edición de "Recuerdos de un libertario andaluz" de Manuel Temblador López en 1980 constituyó una rareza en la provincia de Cádiz. Estas memorias, que hablaban de la vida del jornalero andaluz, de su organización sindical en torno a la Confederación Nacional del Trabajo, de sus luchas sociales, de la represión fascista y del exilio fue un canto de cisne en tiempos en los que España comenzaba a desperezarse de cuarenta años de dictadura. Cuando el autor llegó a su pueblo natal de Arcos de la Frontera (Cádiz) en los años ochenta con sus memorias, una sociedad en la que todavía se palpaba el miedo acogió a este libro de forma extraoficial. Fue vendido por el propio Temblador y por algunos jóvenes militantes de la reorganizada CNT. Se trataba de un libro en el que descansaba la historia robada a cientos de familias de la ciudad, y éstas junto a una juventud despierta, ávidos de saber, recurrieron a las memorias del histórico militante con el afán de recuperar las vivencias de una generación que con firmeza defendió su ideal en los contextos más difíciles: el de la Segunda República, la Guerra de España, la Segunda Guerra Mundial y la Dictadura Franquista.

El paso del tiempo, la consolidación de la nueva democracia y el capitalismo financiero en la España del siglo XXI hicieron de las memorias de Manuel Temblador un libro totalmente desconocido para nuevas generaciones y un gran ausente en las bibliotecas y en las estanterías que recogían todos los libros de autores locales. Su reedición se nos antoja un deber para con la historia de los jornaleros andaluces y de las clases más desfavorecidas así como un acicate para la formación moral de las nuevas generaciones y la recuperación de la memoria histórica.


martes, 9 de abril de 2019

LA MEMORIA HISTÓRICA DE ARCOS LLEGA UN AÑO MÁS AL INSTITUTO DE LOS CABEZUELOS

                               

Un año más, con este van tres, la Asociación por la Memoria Histórica de Arcos de la Frontera ha estado presente en el Instituto de Enseñanza Secundaria de Los Cabezuelos. La colaboración entre el departamento de Geografía e Historia y la asociación ha dado lugar a una  actividad comprendida dentro de la Semana Cultural. Los contenidos de la Guerra Civil son obligatorios en la legislación educativa, por lo que este acto ha servido para reforzar y demostrar que todavía hoy en día hay heridas de la guerra que no se han cerrado, y que debemos cerrar cuanto antes. 

En esta actividad se ha mostrado al alumnado qué es eso de la memoria histórica y por qué se cree que es importante. Especial hincapié se ha hecho en el caso de Arcos de la Frontera y en la triste situación en la que todavía hoy se encuentran decenas de familias arcenses, tras la desaparición y el asesinato de sus padres y/o abuelos. 


En este sentido, se ha mostrado cuáles son los objetivos, las reivindicaciones y actividades que desarrolla el movimiento memorialista. Asimismo, además de una presentación en un proyector con imágenes e historias de víctima del golpe de Estado de 1936, se han visualizado algunos vídeos como el de la Fosa de Paterna



Finalmente se les ha invitado a reflexionar sobre este asunto ya que las nuevas generaciones serán las protagonistas del futuro de nuestra localidad. 


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El pasado año, la Asociación por Memoria Histórica de Arcos presentó un documental sobre los hechos acaecidos en la localidad tras el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 y la posterior represión. En este vídeo, sobre todo, se insiste en la situación en la que se encuentran decenas de ancianos y ancianas de la localidad que siguen anhelando conocer qué pasos con sus padres y dónde se encuentran sus restos. Algo que de momento, siempre se les ha negado con el blindaje o destrucción, por ejemplo, de archivos reservados. 
#SeguimosRecuperando
Puede encontrarlo en el siguiente enlace:


miércoles, 18 de julio de 2018

18 de Julio 1936 en la Memorias de Manuel Temblador


El 18 de Julio de 1936 en Arcos por Manuel Temblador López en sus memorias"Recuerdos de un libertario andaluz", páginas-24-26.   

"En esta situación de desespero, de efervescencia revolucionaria, se encontraba la clase obrera agrícola de Jerez y de Arcos de la Frontera, y de toda España, cuando tuvo lugar el alzamiento militar fascista que provocó la guerra civil en todo el territorio español, cuyas víctimas son aún incalculables. Pero como estos apuntes históricos los circunscribo solamente a lo pasado en el pueblo donde nací, trabajé y luché por mis derechos de asalariado y dignidad  de hombre, hasta la edad de 25 años en que salí del mismo antes de ser prendido y fusilado por las hordas falangistas que se apoderaron del pueblo a los pocos días de la sublevación, no me ocupo de los hechos que en sentido general afectaron a toda España. No han faltado historiadores y habrá otros todavía que los narrarán con más capacidad y brillantez que yo podría hacerlo. Tan sólo aspiro a continuar la mía, por demás modesta y reducida.

          En aquellos trágicos días yo me encontraba extremadamente fatigado y enfermo. Puedo decir que hacía meses que desplegaba una actividad superior a mi fuerza física. Además que no descansaba día ni noche en ocupaciones que afectaban a nuestro Sindicato de campesinos, no me alimentaba debidamente porque no había en casa con qué. Muchos días entraba en mi estómago un trozo de pan y un poco de café sin leche. Y, algunas veces, ni eso siquiera. Pero, no por ello dejaba de realizar los trabajos que como secretario tenía la obligación de efectuar lo más pronto y lo mejor que estuviera de mí una debilidad que, de no poner remedio, podría tener graves consecuencias. Pero era tanto mi anhelo de lucha, las trágicas circunstancias tan propicias a proseguirla sin descanso ni temor al peligro, que no podía abandonar el combate, pues creía que de éste dependía la libertad y existencia de todos los de mi clase asalariada. Si queríamos un día llegar a vivir dignamente, sólo luchando, haciendo frente con decisión y coraje a la situación, podríamos conseguirlo.

      Sin embargo, cada día me era más difícil continuar sacando fuerzas de flaqueza. La fiebre me consumía. Me dolía el costado derecho y sentía cierta dificultad en respirar. Las fuerzas me faltaban. No podría ni estar de pie, por lo que tuve que guardar cama. Cuando los moros y regulares venidos de Marruecos entraron en el pueblo sin disparar un tiro, los fascistas del mismo, que a ninguno habíamos molestado, comenzaron en seguida a detener obreros y asesinarlos por grupos al borde de caminos o carreteras. Como sabía que harían igual conmigo si continuaba en casa, vacilante y con el afán de encontrar un lugar más seguro donde esconderme, salí del pueblo por la noche y me refugié en un campo plantado de olivos, que un hermano de mi padre llevaba en explotación, el cual, al verme en su finca, fue presa de pánico, muy comprensible, si tenemos en cuenta el terror que los falangistas venían sembrando en los hogares de los que se habían significado en los partidos políticos u organizaciones obreras como era mi caso.7

         Mi tío no pudo disimular el miedo que le produjo mi presencia en aquel paraje, donde él y su familia habitaban. Sabía que los fascistas me buscaban y de descubrirme en su casa seguramente ejercerían ambién represalias contra él, como la venían ejerciendo con muchos inocentes que nunca participaron en actividades políticas ni sindicales, víctimas de acusaciones gratuitas de alguien que les tenía mala voluntad por motivos o pretextos ajenos a la política, pero que aprovechaba la triste ocasión para vengarse de ellos criminalmente. Dándome cuenta del estado de inquietud en que quedó sumido mi tío, dos noches después de haber salido del mismo volví de nuevo al pueblo, encontrando refugio esta vez en casa de los padres de la novia de uno de mis hermanos. En ella permanecí oculto más de un mes, esperando cada día que los falangistas llegaran a descubrir mi escondite e hicieran conmigo lo que ya habían hecho con muchos conocidos míos: sacarlos por la fuerza de sus casas y asesinarlos salvajemente en las paredes del cementerio o en otros lugares cercanos al pueblo. Alguien de confianza que sabía dónde me hallaba y que no despertaba sospechas por parte de los fascistas, me informaba de cuanto éstos hacían a diario, en especial de las detenciones y asesinatos que perpetraban cobardemente. Desde mi escondite de vez en cuando escuchaba pasar por la calle grupos de jóvenes falangistas vociferando: «Cara al Sol con la camisa nueva…»

          Aquellos energúmenos la iban estrenando. Seguramente también habían estrenado entonces sus siniestras pistolas en los cuerpos indefensos de algunos desgraciados del pueblo. Todos los días el «camión de los muertos» transportaba al cementerio los cadáveres, algunos mutilados, de hombres que de mañana se encontraban en las cunetas de las carreteras, donde habían sido asesinados la noche antes. Muchos de ellos eran compañeros y amigos míos. Los falangistas que cantaban por las calles «Cara al Sol, con la camisa nueva…», dos días antes de la rebelión militar no se habrían atrevido a ponérsela ni a cantar su lucimiento cara a alguien del pueblo; que así eran de cobardes. Se dieron a conocer después de que los moros y los regulares habían invadido el pueblo; una vez que tuvieron la seguridad de que sus crímenes quedarían impunes. Yo me sentía deprimido, angustiado. No comía ni dormía. La fiebre me extenuaba. Sudaba sin cesar. Mi alma se hallaba abrumada por el dolor que me producía el drama de violencia ciega que en mi pueblo y en todos los pueblos de España se desarrollaba. Era incomprensible que en una ciudad como la de Arcos, por demás pacífica, donde antes del alzamiento a nadie de las derechas se molestó, que no se hizo resistencia alguna al falangismo triunfante, éste se ensañara con muchos de sus hijos tan criminalmente. Su crueldad fue tanta que no llegó a saciar sus malos instintos hasta con pobres e inocentes mujeres, sometiéndolas al repugnante suplicio del purgante, haciéndoles beber a la fuerza un gran vaso de aceite de ricino. Después les cortaban el cabello a rape y las paseaban con la cabeza pelada y descubierta por las calles principales del pueblo, sirviendo de diversión a la chusma falangista.

         Una de las muchas que sufrieron esa inhumana prueba fue la joven con la que yo tenía relación amorosa. Tal vez por eso se vengaron en su persona con más crueldad, por el despecho que sentían al no encontrarme. Porque la muchacha, pese a nuestra relación, no se había inmiscuido en asuntos políticos ni sindicales. Este canallesco hecho, típicamente mussoliniano, pronto corrió por el pueblo y llegó a mis oídos por el mismo conducto informativo por el que me llegaban otras noticias. Al saber cómo los falangistas habían procedido con mi prometida, fue tanta mi indignación que mi estado empeoró. Mi abatimiento era cada día mayor, metido en un escondite tan reducido y con tan poca ventilación, que apena podía respirar. Me sentía enfermo pero no sabía de qué. Ningún médico podía visitarme ni diagnosticar el mal que padecía. Pero dados los síntomas que en mi estado yo mismo notaba, no me cabía duda que sufría una afección pulmonar, generada por el mucho trabajo y la falta de nutrición. Tal vez tuviera otro origen; aun cuando la bebida y el tabaco no podían debilitarme a ese extremo, ya que no fumaba ni bebía. Lo teníamos como premisa los jóvenes de mi generación que en Arcos pertenecíamos a las Juventudes Libertarias, y la observábamos rigurosamente. Nuestra formación moral estaba basada en los principios de la escuela racionalista y detestábamos todo lo que considerábamos un vicio."

lunes, 2 de abril de 2018

PRESENTAMOS DOCUMENTAL "ARCENSES SIN HUELLA"

Estrenamos  vídeo documental sobre la represión en Arcos de la Frontera. Será el próximo día sábado 14 de abril a las 12.00 horas (CON INVITACIÓN), en los CINES DE ARCOS (junto a Carrefour) existiendo la posibilidad de un segundo pase a las 13.00 (ENTRADA LIBRE)

Es un trabajo e idea de la Asociación por la Memoria Histórica de Arcos de la Frontera y se ha llevado a cabo con sus propios medios, recursos y trabajo de sus integrantes.

El documental trata sobre la represión desatada en la ciudad tras el golpe de Estado del 18 de julio de 1936. Contextualizado en la década de los años treinta del siglo XX, el vídeo hace un repaso de las condiciones de vida y el desarrollo de la política hasta 1936 cuando se produce el alzamiento que acabaría desembocando en la guerra civil española. Teniendo a Arcos como escenario, se muestra el desarrollo del golpe y la posterior represión, así como el nulo papel de la resistencia en la ciudad y la ausencia de enfrentamiento armado. Por el contrario sí se hace un recorrido por las represiones sufridas por las familias arcenses, contando para ello con los testimonios de vecinas y vecinos que sufrieron y fueron testigos de la represión fascista, y la vida de posguerra.

Es, además, un ejercicio de conciencia que expone de forma muy clara cómo todavía existen numerosas familias en nuestra ciudad que sufren, en la mayoría de los casos en silencio, una herida que no se cicatriza porque nunca se ha tenido voluntad de cerrar. Y es que, sus familiares, aún están desaparecidos. Y lo que es aún más grave, nunca nadie les dio una explicación. "Arcenses sin huella" es un intento de poner todo esto de manifiesto, además de servir de homenaje para todas las personas que lucharon por un mundo mejor y soportaron la ferocidad de una dictadura sangrienta y duradera que se intenta dulcificar.



Queremos agradecer a todas las personas que han colaborado de cualquier forma para que este vídeo sea una realidad, en especial a Elías Oñate por su trabajo musical y a quienes nos abrieron las puertas de sus casas para contarnos su historia familiar. También a los CINES DE ARCOS por cedernos sus instalaciones.