En el día de ayer
recibimos una llamada inesperada. Un familiar de Manuel García Sañudo, máximo
dirigente del socialismo arcense en los años treinta fusilado en 1936, se ponía
en contacto con nosotros porque llevaba años investigando quién fue su abuelo y
qué fue de él. Con la voz entrecortada, J.R, nieto de este asesinado, apenas
podía hablar debido a la emoción. Nos decía que por fin encontraba a alguien
que le escucha y que compartía el objetivo de conocer qué pasó en Arcos a
partir del golpe de Estado del 18 de julio. Al igual que nosotros se pregunta dónde
están las más de ochenta personas que fueron desaparecidas y asesinadas en
Arcos. Sea este post un homenaje a la familia de García Sañudo.
Manuel
García Sañudo, propietario de un café-bar y de
ideología socialista, fue un hombre de referencia en el movimiento obrero
arcense y en la política local. En los años diez había pertenecido a la
sociedad “Fraternidad Obrera” y había actuado como representante de los obreros
en algunas negociaciones con los patronos. Era un hombre que desde el centro
obrero había fomentado la educación y por ello fomentó la constitución de la
biblioteca de Fraternidad Obrera, en 1920 comentaba en la revista de feria: “un
pueblo de ignorantes es un pueblo esclavo y donde predomina la esclavitud
impera la tiranía”.
Más tarde, en 1926, había
sido alcalde accidental de Arcos y con la llegada de la República es nombrado
teniente de alcalde. En los años treinta fue el líder del PSOE de Arcos. El 15
de abril de 1931, cuando es declarada la República en el pueblo, García Sañudo
pronuncia, a nuestro juicio, las palabras más bellas y realistas de toda la
sesión plenaria. Así, a pesar del delicado estado de salud en el que se
encontraba en esos momentos, comentaba lo siguiente:
““El
triunfo de la República débese primeramente a la clase obrera, a la decisión de
los jóvenes estudiantes y a todos aquellos que han dado su libertad y hasta su
sangre por la idea. Entre ellos nos han legado un tesoro que tenemos el deber
de conservar laborando con honradez y buena voluntad, pues no debe olvidarse
que hay enemigo acechando por si delinquimos. Ha llegado la hora del triunfo de
la democracia, más debe tenerse muy presente que ella no es venganza ni odio,
sino fraternidad y amor. Que el proceder de todos así lo demuestre”.
En febrero de 1936 fue
nombrado de nuevo concejal y tras el golpe de Estado fascista fue sacado de un
convento y asesinado. Según el registro civil, fue asesinado el 14 de agosto de
1936. Tenía 46 años, dejaba viuda y varios hijos.
Antonio Ortega Castillo - 19/02/2016.
No hay comentarios:
Publicar un comentario